Sí soy fanática al fútbol, me gusta ir a ver los partidos de primera división sobre todo, cuando juega el equipo de mi tierra natal. Creo que es muy poca la gente que acá le atrae ir a ver, a gritar, a tirar vasos con “cerveza” a los estadios, todo porque no se siente identificada con algún club de fútbol.
(LoL) Me da risa que, imagínense que si esto pasa con los equipos de primera, que hay gente que no los apoya, qué me dirían de la selección de fútbol. Yo sólo me pongo a pensar lo que cuesta que un estadio, como el Cusca, lo llenen para un partido cualquiera. Es muy difícil. Poca gente, sólo la que sí siente esa gran pasión y que tiene esperanza en la selecta, es la que asiste. ¿Terrible no? Para mí sí lo es.
Pero hay algo que yo siempre me he preguntado y que me ha hecho pensar en muchas cosas últimamente, ¿hay que salir del país para creer en todo lo que antes no se creía? La vida que estamos llevando en este lugar, está haciendo que muchas personas emigren al exterior, o sea EU, para mejorar su condición de vida. Tomo esto como ejemplo, para explicar que yo me he fijado que la gente en el exterior agarra más cariño a lo que es de su país, sin importar qué sea: a la bandera, a la comida, a las camisas que dicen “soy de El Salvador, y qué”. Y en este caso, al fútbol también.
Sí hay gente que llora con cantar el himno. Hay gente que goza cuando la selecta mete un gol. Ondean la bandera, y no les importa decir: soy salvadoreño. Es que es increíble que esto esté pasando, allá sí se llenan los estadios, sí llega la gente a los partidos, hasta con pintura en la cara, si es posible. Queda tan claro el nivel de identidad y de pertenencia que se construye. Y saben qué es lo peor de todo: los organizadores de estos partidos conocen de este fenómeno, y por eso, ya ni piensan en jugar en nuestro país, sino que prefieren que la sede sea en el Norte, por la asistencia que esto genera. Y está bueno, no me opongo a que esto se dé así, por lo menos allá sí recibirán más aplausos, gritos por parte de los hinchas, y más dinero.
Pero a la vez, me deprime saber que no se pueda ver ese mismo afecto por parte de las personas que quedamos en este territorio.
Y como lo estuve explicando antes, este sentimiento, esta pertenencia, no sólo se ve en los partidos, sino también en las típicas páginas de Facebook, MySpace o Hi5, que son redes en las que todos los salvadoreños que viven en el exterior uno le encuentre la bandera que, por sí sola, dará a entender el significado de: “este es el lugar de donde soy”.
Y así es esto, hay que irse de las tierras natales para pensar y sentirse de esta manera: ¿tú qué crees?
(LoL) Me da risa que, imagínense que si esto pasa con los equipos de primera, que hay gente que no los apoya, qué me dirían de la selección de fútbol. Yo sólo me pongo a pensar lo que cuesta que un estadio, como el Cusca, lo llenen para un partido cualquiera. Es muy difícil. Poca gente, sólo la que sí siente esa gran pasión y que tiene esperanza en la selecta, es la que asiste. ¿Terrible no? Para mí sí lo es.
Pero hay algo que yo siempre me he preguntado y que me ha hecho pensar en muchas cosas últimamente, ¿hay que salir del país para creer en todo lo que antes no se creía? La vida que estamos llevando en este lugar, está haciendo que muchas personas emigren al exterior, o sea EU, para mejorar su condición de vida. Tomo esto como ejemplo, para explicar que yo me he fijado que la gente en el exterior agarra más cariño a lo que es de su país, sin importar qué sea: a la bandera, a la comida, a las camisas que dicen “soy de El Salvador, y qué”. Y en este caso, al fútbol también.
Sí hay gente que llora con cantar el himno. Hay gente que goza cuando la selecta mete un gol. Ondean la bandera, y no les importa decir: soy salvadoreño. Es que es increíble que esto esté pasando, allá sí se llenan los estadios, sí llega la gente a los partidos, hasta con pintura en la cara, si es posible. Queda tan claro el nivel de identidad y de pertenencia que se construye. Y saben qué es lo peor de todo: los organizadores de estos partidos conocen de este fenómeno, y por eso, ya ni piensan en jugar en nuestro país, sino que prefieren que la sede sea en el Norte, por la asistencia que esto genera. Y está bueno, no me opongo a que esto se dé así, por lo menos allá sí recibirán más aplausos, gritos por parte de los hinchas, y más dinero.
Pero a la vez, me deprime saber que no se pueda ver ese mismo afecto por parte de las personas que quedamos en este territorio.
Y como lo estuve explicando antes, este sentimiento, esta pertenencia, no sólo se ve en los partidos, sino también en las típicas páginas de Facebook, MySpace o Hi5, que son redes en las que todos los salvadoreños que viven en el exterior uno le encuentre la bandera que, por sí sola, dará a entender el significado de: “este es el lugar de donde soy”.
Y así es esto, hay que irse de las tierras natales para pensar y sentirse de esta manera: ¿tú qué crees?
Esto es lo que está pasando, lo que antes les expliqué: hay que cruzar fronteras para sentir lo mismo que ellos sienten.
6 comentarios:
¡Hola Julia!
No sé si ya te había mencionado algo parecido, en una entrada anterior, a lo que te voy a escribir ahora. Pero, bueno. A mí me parece que los (e)migrantes, al encontrarse en un terreno distinto al de su procedencia experimentan un todo tipo de incertidumbres e inseguridades. Por lo mismo, ellos buscan reinventarse en la 'nueva' nación para sentirse identificados. Estas personas logran reducir, en algún grado, sus incertezas al aferrarse a lo local en busca de representación. Los salvadoreños en Nevada, por ejemplo, sienten que se cuestiona su identidad; los locales no. A mi humilde parecer esta sería UNA DE LAS CAUSAS por las que se produce este fenómeno que, cabe mencionarlo, es una respuesta individual ante un problema generado por la estructura de la globalización.
Bueno, nada más. Te cuidás y nos vemos en la U
mmmmmmmm, definitivamente july, la gente cuando está en el país hasta pena le da decir que apoya a algún equipo. creo que eso pasa porque no somos tan patrioticos y tampoco nadie se ha encargado de difundirlo. solo cuando uno se va, como se siente extraño o como que no encaja en ese lugar, le dan ganas de sentirse parte de su nación.
Sabes que en mi poca experiencia en los estadios, dos o tres veces que he ido a ver un partido, te puedo decir que si se siente la pertenencia a algo y con alguien. Es muy particular que eso suceda, pero si pasa, hasta a mi que no soy tan fanática del fútbol me paso. Es lógico pensar, que la industria de la migración aproveche este tipo de sentimientos y le saque partido, en este caso con el deporte.
jejejeje es muy sierto lo que has escrito en tu entrada .... creo que los unicos que ponen consas patrioticas es el TIPICO inmigrante que extrana a su pais ....!!! pero creo que seria peor que ni estando lejos de El Salvador le de por extranarlo ...!
buena entrada !!! :)
LOL
Jugar con la nostalgia. a eso le apuestan lo empresarios visionarios en cuanto a los cerca de 2 millones de salvadoreños que residen en EE.UU. El mismo gobierno lo hace pero como incentivo a que lo familiares que residen en USA mantengan es vinculo economico enviando remesas a El Salvador.
En cuanto al futbol, es uno de los elementos que hace resaltar el sentido de pertenencia de nuestro compatriotras en el exterior. Ya que se cumple en el subconsiente que se "llora lo que se a perdido hasta que lo perdemos" Por lo tanto, el salvadoreño/a al toparse con una micelanea de nacionalidades, saca a relucir su origen y que mejor ejemplo que en el de un partido de futbol.
este mismo elemento habria que re-enrumabarlo dentro de nuestras fronteras y de alguna manera despertar ese localismo qu ea mi modo de pensar es principal para elentar y motivar a a la gente que vive dentro del territorio salvadoreño.
En parte lo que sucede es que cuando uno no está en su país, lucha por crearse su identidad y pueden pasar dos cosas. Se adapta completamente al país en el que se encuentran, o agarran lo más característico de su pais natal. Y claro, cuando uno esta lejos, las pinturas se ven mejor.
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