La última vez que vi la calle limpia fue el 1 de enero, ya que nadie se presenta a trabajar esa fecha. La calle principal nunca pudo haber estado mejor. Desde muy temprano la gente andaba buscando el mejor ramito que pudiera encontrar en los puestos de improvisto que llegaron ese día.
Durante el domingo de Ramos, que se caracteriza por ser el primer día de la Semana Santa, las personas devotas a la fe católica salen a las calles a acompañar en la procesión. Muchas de estas lo hacen por el hecho de querer cumplir una promesa, una penitencia, porque significa algo muy importante para el catolicismo, y otros lo hacen simplemente para ver qué encuentran de bueno.
El comercio no se puede dejar de lado. Desde tempranas horas de la mañana, llegan los comerciantes, procedentes de las partes altas del país, a ofrecer las palmas verdes que desde semanas pasadas han venido preparando para este evento.
Este es un negocio que nunca pasará de moda. Se convierte en una tradición para el que lo vende, ya que se considera que se transmite de generación a generación. Sin embargo, las ventas, como cualquier negocio, pueden bajar. ¿Será que ha subido tanto el costo de las palmas lo que ha hecho que no se venda? Según Jorge, quien se ha dedicado a esta venta durante años, asegura que la causa de que no se venda es que llegan muchos vendedores a concentrarse aun mismo lugar. ¿Pero será que la fe está bajando, que la gente no considera a este acto muy algo muy importante que caracteriza a la Semana Santa?
Pero no se puede olvidar que las palmas verdes, hechas de coyol tierno, luego de la procesión, se convierten en un símbolo muy importante para cada persona. Se pueden ver situadas con regularidad, en las entradas de los hogares, en las ventanas o en algún jarro que decore el hogar, ya que se suponen que protegen, según la creencia, de la tentación del mal.
Durante el domingo de Ramos, que se caracteriza por ser el primer día de la Semana Santa, las personas devotas a la fe católica salen a las calles a acompañar en la procesión. Muchas de estas lo hacen por el hecho de querer cumplir una promesa, una penitencia, porque significa algo muy importante para el catolicismo, y otros lo hacen simplemente para ver qué encuentran de bueno.
El comercio no se puede dejar de lado. Desde tempranas horas de la mañana, llegan los comerciantes, procedentes de las partes altas del país, a ofrecer las palmas verdes que desde semanas pasadas han venido preparando para este evento.
Este es un negocio que nunca pasará de moda. Se convierte en una tradición para el que lo vende, ya que se considera que se transmite de generación a generación. Sin embargo, las ventas, como cualquier negocio, pueden bajar. ¿Será que ha subido tanto el costo de las palmas lo que ha hecho que no se venda? Según Jorge, quien se ha dedicado a esta venta durante años, asegura que la causa de que no se venda es que llegan muchos vendedores a concentrarse aun mismo lugar. ¿Pero será que la fe está bajando, que la gente no considera a este acto muy algo muy importante que caracteriza a la Semana Santa?
Pero no se puede olvidar que las palmas verdes, hechas de coyol tierno, luego de la procesión, se convierten en un símbolo muy importante para cada persona. Se pueden ver situadas con regularidad, en las entradas de los hogares, en las ventanas o en algún jarro que decore el hogar, ya que se suponen que protegen, según la creencia, de la tentación del mal.
Asistir a la Semana Santa no debería considerarse como algo obligatorio o por salir del compromiso, como es el fin de muchas personas, pero vuelvo a recalcar, ¿será que la fe está bajando?, o que simplemente las personas ahora solamente creen en Dios pero no en las religiones? No se sabe, solamente aquel que acepte lo que he mencionado tiene la respuesta. De lo contrario, ¿tú qué opinas?
